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Mostrando entradas de abril, 2014

11 razones para visitar México

1.        Su comida . Si quieres mantener el tipín , comer como pajarito o hacer dieta, ponte una venda en los ojos todo el viaje, o mejor no vengas. La comida mexicana no solo es deliciosa y variada, sino además bien grasienta y sabrosa. Imprescindible desayunar tamales o quesadillas ( o ambas ), comer tacos, mole, pipián, o el larguísimo etcétera de guisados y cenar molotes, chanclas, pelonas, chalupas, tostadas, esquites o tacos ( los tacos siempre son una opción ), y por supuesto siempre callejeros, más ricos y más baratos. No puedes dejar de probar sus variadísimas salsas ( picantes siempre, aunque el mexicano te diga que no ), e incluso sus dulces ( algunos también picantes, cómo no ). 2.        Su gente . Los mexicanos se caracterizan por su hospitalidad, casi a cualquiera, pero especialmente al extranjero ( cosa que te hace sentir un poco mal, sobre todo porque cuando a España vienen extranjeros “ni les pelamos”, que dirían en México ). Te sentirás como en casa, o m

Taxco, Cuernavaca y Tepoztlán

No muy lejos del DF (ni de Puebla), se encuentran, entre otros, tres destinos interesantes, de gran belleza, y no muy alejados entre sí, por lo que son mi propuesta para un fin de semana (y por qué no, aprovechar este). Taxco de Alarcón, en el estado de Guerrero, no solo es Pueblo Mágico declarado, sino además recuerda mucho a los pueblos medievales del viejo continente. Famoso por su plata, resulta muy agradable callejear por sus calles empedradas, intrincadas y estrechas. Apetece fotografiar cada rincón, cada calle y cada casa, y sobre todo su majestuoso zócalo, donde se eleva con una belleza singular el templo de Santa Prisca, visible desde gran parte de la ciudad. Taxco es el centro minero más antiguo de América, y es por ello que se le conoce por sus minas de plata y por el tradicional trabajo que sobre ella se lleva a cabo desde la época virreinal (siglo XVI). Recomiendo encarecidamente deambular por las calles y callejuelas, dejándose llevar por su tranquilo y s

Distrito Federal (segunda parte)

De vuelta al corazón de México, de vuelta al Distrito Federal. Asentado sobre la antigua Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, emerge una de las megalópolis más grandes del mundo, en número de habitantes y en densidad poblacional. Bajo sus cimientos, se encuentran el lago de Texcoco y una serie de lagos, prácticamente desaparecidos por diversos drenajes por los problemas de inundaciones que conllevaban. Como ya dije en uno de los primeros post, recomiendo encarecidamente una primera toma de contacto con el DF con sus bicis gratuitas el domingo por la mañana. De cualquier forma, esta impresionante ciudad ofrece una amplia variedad de alternativas. Comenzando por el centro histórico , el zócalo de DF constituye la plaza más grande de América y resulta imponente, rodeada por la Catedral, el Palacio Nacional, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento y el Edificio del Gobierno. Como dato curioso, se puede observar que el lado derecho de la catedral (vista desde el centro del

Riviera Maya

Son innumerables (además de paradisíacas ) las playas que merece la pena ver en México. Y sin duda la zona más concurrida y conocida es la de Cancún – Playa del Carmen – Tulum ( lo que mayormente se conoce como Riviera Maya ). Si bien es cierto que la riqueza natural y paisajística de la zona bien merece la pena, al igual que la cantidad y calidad de sus restos arqueológicos, la masificación y los precios para gringos que caracterizan toda la zona hace que a los mochileros no nos guste mucho todo esto. Además, en realidad esto no es México . Al menos, no todo… Cancún , la verdad, para quien lo quiera . Ni merece la pena, ni es bonito, y desde luego, no es barato. Sus playas públicas no están cuidadas, y ojito con entrar en el terreno de los hoteles porque te van a ir echando como si azuzaran perros callejeros. Pero si de verdad es absolutamente necesario parar en Cancún, hay algunas cosas que debes saber. La mayoría de hostales y hoteles en Cancún (hoteles tipo hosta

Chiapas (segunda parte)

Siempre he llegado a San Cristóbal después de pasar la noche en autobús. Noches de 13 a 17 horas de viaje a las espaldas, con todo tipo de incidencias y aventurillas varias ( digámoslo así ). Así que siempre llego maldiciendo a los que vienen a darme información sobre hostales nada más bajarme del camión ( no sé cómo mi cara de perro pulgoso no les alerta de mi humor infernal ). Pero todos los males se van en cuanto comienzo a caminar por sus calles, noto su brisa fresca y me impregno de nuevo de su ambiente. San Cristóbal de las Casas es uno de los Pueblos Mágicos de México ( porque tiene esa denominación y porque realmente lo es ). Rodeado de montañas, con su clima semi-húmedo, sus casas de estilo colonial, su ambiente bohemio, sus indígenas Tzotziles y Tzeltales (mayoritariamente), sorprende a la vista, pero también aturde a los sentidos. Pero en el buen sentido. Aturde porque impacta, pero resulta tan acogedor y especial desde el primer momento que enamora. Nunca t