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Mostrando entradas de octubre, 2014

Te echo de menos, México

Echo de menos México. Soy una española que ha vivido casi 2 años en México y que desde el primer día sintió allí una especie de sensación de aventura, esa de cuando estás fuera de casa, con un futuro incierto. Desde el primer día me encontré cómoda en México. Desde el primer día me gustaron las coloridas casas poblanas, muestra de un pasado colonial, las oscuras calles en las noches, las aceras irregulares de mi querida Cholula, el carácter amigable y abierto de los mexicanos que nos acogían con los brazos abiertos. Echo de menos los rayos de sol de cada mañana, las lluvias torrenciales de las tardes en los meses de lluvia, las risas de los nuevos amigos y de los que ya conoces de un tiempo atrás, las anécdotas de los camiones o combis, los mejores atardeceres que he visto nunca. Echo de menos a la gente que allí conocí. Pero por encima de todo echo de menos la sensación de vida que tenía allí. La sensación de novedad pese a conocerme ya sus calles hasta por el nombre, la sens

Sueños y esperanzas a bordo de un tren: otra realidad de México

Hay muchas clases de viajes. Y muchísimas de viajeros. Pero en esta ocasión quiero hablar de un viaje, de una realidad, que en la mayoría de los casos no tiene vuelta atrás. No es un viaje al uso. No hay elección. No hay placer. Es un viaje, una pesadilla, la que emprenden muchos emigrantes centroamericanos en su intento por llegar a EEUU. México es el último obstáculo antes de llegar a su ansiado destino. Pero es el peor de todos. Salvadoreños, hondureños y guatemaltecos, sobre todo, tienen que recorrer los más de 3000 Km que hay desde la frontera con Guatemala (Chiapas) hasta el río Bravo, que los separa de ese mal llamado “Primer Mundo”. Los que pueden, pagan unos 7500 dólares a los coyotes (personas que se dedican a llevar migrantes hasta EEUU, pagando mordidas a las autoridades), los que no, se suben a La Bestia, un tren de mercancías que va recorriendo el país. No es solo el peligro que corren de que el tren los aplaste (suelen dormir debajo o al lado del mismo, po