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Mostrando entradas de 2017

Itinerario por Colombia: de Bogotá a la Guajira

Hace más o menos un año, como ya conté aquí , me fui a Colombia a visitar a mi amiga Eva. Fueron sólo 15 días, demasiado poco para todo lo que queríamos ver y hacer, así que al final decidimos relajarnos y visitar lo que se pudiera, que lo importante era respirar momentos (muy al estilo latinoamericano y colombiano). En Colombia descubrí que los colombianos son de lo más acogedor, siempre dispuestos a compartir y a una buena conversación. Descubrí que no tienen nada que ver los rolos (de la capital), con los paisas (de Medellín) o con los costeños (de la costa, descendientes de esclavos afroamericanos). Descubrí que siempre es buen momento para comer arepas y tomar un tinto (café - por cierto, de los mejores del mundo). Descubrí que siempre están dispuestos a tomar unas polas  (cervezas), que son muy bacanos , y allí donde fui encontré gente de lo más chévere . Primera parada: Tabio y Bogotá Nuestro itinerario de viaje, ya digo, no fue muy extenso. Ella vivía en Tabio, un

Curiosidades sobre los Balcanes

Antes de viajar a  Dubrovnik, en Croacia, Kotor, en Montenegro, Sarajevo y Mostar en Bosnia y Belgrado en Serbia (vaya resumen del viaje), apenas sabía nada sobre todos estos países. Cuando fui, encontré a mucha gente deseosa de hablar sobre la antigua Yugoslavia, y también deseosa de hablar con gente de otros países. Así que, además de disfrutar a tope y enamorarme de todos estos lugares, llegué a varias conclusiones bastante divertidas: 1. El bosnio, croata, esloveno, serbio y montenegrino, como idiomas, en realidad son variantes del mismo . En palabras de una chica serbia a la que preguntamos: “es como la diferencia entre el castellano de España y el de los distintos países de Latinoamérica”. Así que, aunque a nosotros todo nos sonaba rematadamente diferente (son lenguas eslavas), todo venía sonando más o menos similar (y eso que en Serbia y en Montenegro también tienen alfabeto cirílico). Una de las muestras, en el bar de Tito en Sarajevo.  2. Cada uno por sus razones,

Las anécdotas más divertidas

Cual cuñada pesada que ha hecho 3000 fotos en su último viaje y te las enseña una a una con largas explicaciones sobre cada segundo del mismo, vengo a la carga con las anécdotas más divertidas que me han ocurrido en los distintos viajes que he hecho. Y si no consigo sacaros una leve sonrisa, al menos yo me lo he pasado pipa recordando todos esos momentazos. ¡Aquí tenéis el top ten  del anecdotario viajeril ! (En realidad, eleven , porque después de ponerme a recordar historias, no pude obviar ninguna más...) 11. Si es que no estoy acostumbrada... En 2013, mientras vivía en México, fuimos cinco españoles a Guadalajara. Una ciudad muy diferente a lo que estábamos acostumbrados allá, que nos dejó un poco confusos. A la vuelta, el dueño del hostal donde nos alojamos nos llevó a la estación de autobuses, que está bastante alejada de la ciudad, y como eran vacaciones, el autobús nos salía a mitad de precio. Así que tomamos uno de los buses de lujo. Y, por una vez, no estoy exagerando.

Yugoslavia (quinta parte): Mostar

Después de la despedida final de Sarajevo, el destino era Mostar. La última parada en tierras bosnias, antes de volver a Dubrovnik y de ahí a casa. Quizás era porque ya olía a despedida de verdad, pero lo cierto es que estábamos impregnados en un aire de cierta melancolía, como si nada pudiera superar a lo ya vivido en Sarajevo y en Belgrado. Llegamos a Mostar con el estómago lleno (una vez más de rica - y barata - comida bosnia), el corazón en un puño (nuestra última noche en Sarajevo aún nos despertaba emociones fuertes) y la sensación de haber vivido una serie de aventuras cruza-fronteras . Así que, deseando conocer la ciudad, fuimos directos a dejar las mochilas. Vistas de Mostar desde su famoso puente Nos recibió una encantadora croata, que tenía una casa de huéspedes con su novio musulmán (ambos bosnios - y sé que esto es muy confuso - ella era bosnia croata y él, bosnio musulmán). Después de las primeras formalidades (qué tal el viaje y esas cosas), nos preguntó si sabía

Diario de Colombia, por Juan Sedano

La segunda colaboración de este blog me trae muchos recuerdos de mi viaje a Colombia en las navidades pasadas. Muchas de las vivencias que relata me transportan a esa Latinoamérica viva que extraño tantas veces. Su autor, Juan Sedano, es un verdadero viajero, capaz de transmitir toda esa vida, todas esas emociones, todas esas sensaciones y todo eso que a veces experimentamos al viajar y al poder compartir momentos, más que descubrir lugares. Así que, al lío. Posdata: me he tomado la libertad de incluir algunas imágenes de mi viaje a Colombia, ya que también estuve por el Cabo de la Vela, hablando con muchos wayuus, y por Palomino y Cartagena. Diario de Colombia Los primeros días en este continente sagrado transcurren desde la primavera eterna de Bogota a la fiesta perpetua de los costeños de Palomino. La ciudad de Bogota únicamente me ha transmitido hasta el momento el terror de la desigualdad. Sería absurdo vivir allí pero también he sacado cosas buenas como conocer a Marìa y

Yugoslavia (cuarta parte): nos llevamos un regalo de Sarajevo

No puedo hablar del viaje balcánico sin contar una historia de la que fuimos testigos directos, que nos marcó profundamente. Una historia que tuvo lugar cuando, llegando a Sarajevo de vuelta en el bus desde Belgrado, le pedimos al conductor que nos dejara cerca de la casa donde íbamos a pasar la noche. Después de subir unos 20 minutos por la colina, encontramos la calle, pero... no había señales del número al que teníamos que ir. Del 41, al 45 y sin rastro del ansiado 43 (nuestro destino). Los bosnios ya me habían demostrado varias veces su carácter afable y amigable, y esta vez no fue una excepción. Preguntamos a unos chicos si podían ayudarnos, y enseguida organizaron una batida, preguntando a todo aquel que se encontraban y enrolándole para la causa. A todo esto, eran más de las 11 de la noche. A todo esto, los reclutadores me proponían llamar por teléfono a la mujer que nos esperaba, cuando por fin, la encontramos. Lo mejor de todo es que no sabíamos que, aquí en Sarajevo,

Yugoslavia (tercera parte): Belgrado, la capital de Serbia

Hay dos curiosidades sobre el viaje a Belgrado que me hacen mucha gracia: la primera, que en la frontera nos pararon e inspeccionaron (mochilas incluidas). Primer aviso de que no íbamos a encontrar muchos turistas por allí (una vez más, éramos los únicos extranjeros en el autobús). La segunda, es que antes de salir de Sarajevo, Eva (la polaca con la que estuvimos) no dejó de sorprenderse de que fuéramos por nuestra cuenta y riesgo a Serbia, donde el alfabeto ( cirílico ) es totalmente distinto, y decidiéndolo así, de la noche a la mañana. La pobre debió de pensar que estábamos rematadamente locos. En parte, me doy cuenta de que Eva tenía algo de razón: esa mañana habíamos cogido el autobús a las 6 de la mañana, y como no estábamos seguros de encontrar taxis a esa hora (de hecho, no los encontramos), nos levantamos a las 5 para un cardio en ayunas que dirían mis locas amigas profesoras, y nos fuimos caminando a la estación de autobuses (40 minutillos). Cuento esto porque es necesario