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Más allá del DF y la zona sur: Guanajuato, Querétaro y alrededores

Una vez conocido lo más representativo del sur de México (del que no hemos salido más que para nombrar algunos destinos turísticos de playa del centro del país), es casi obligado seguir la ruta con Querétaro, Guanajuato y sus pueblos y alrededores.

Santiago de Querétaro se encuentra a poco más de 200 km al noroeste de México DF. Su centro histórico es Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado por la UNESCO desde 1996. Y esto no es todo. Esta ciudad de pequeña apariencia en realidad es más grande de lo que podríamos pensar, y está creciendo a un ritmo vertiginoso, llegando al millón de habitantes y un desarrollo industrial envidiable. Cierto es que las ciudades mexicanas constituyen un concepto diferente al que tenemos en Europa.


Y a la vez, sientes que estás en un pequeño pueblo al pasear por sus calles, descubrir sus rincones y disfrutar de sus encantos. Uno de sus monumentos más importantes e imponentes es el ex convento de San Agustín, cuyo claustro es considerado nada más y nada menos que el más bello de América. No tan bonito aunque símbolo de la ciudad es su acueducto del siglo XVIII. Además de sus calles, su vida nocturna sorprende al visitante. Querétaro vive de día y de noche, al igual que sus monumentos históricos conviven con su arquitectura contemporánea. Querétaro es muestra de dualidad por cada esquina.


Cerca de la ciudad se encuentra el pueblo mágico de Tequisquiapan, que si bien no tiene una riqueza monumental ni cultural impresionante, es conocido por ofrecer distintas visitas y recorridos de cata de vinos y quesos. No lo considero de visita obligada, pero si se tiene tiempo, hambre y ganas (y dinero, que no son baratos), no está mal.

Dejando Querétaro, nos adentramos en el estado de Guanajuato y la capital del mismo nombre, a unos 360 km de México DF. Esta impresionante ciudad colonial, no muy poblada ni extensa, pero con mucho ambiente universitario, se caracteriza por ser el centro del Festival Internacional Cervantino celebrado anualmente alrededor del mes de octubre. Este importante evento cultural reúne los más variados espectáculos, aunque siempre centrados entorno a Cervantes, y supone un reclamo para gente de todo el mundo, por lo que en esas fechas es casi imposible encontrar un alojamiento en la ciudad.


La ciudad de Guanajuato sorprende desde el primer momento. Sus calles, callejuelas y, en general, su centro histórico, son en sí mismas una obra de arte. Los llamativos colores de sus casas, iglesias y monumentos se perciben aún mejor desde el Pípila, un mirador a la ciudad al que se accede subiendo por empinadas y estrechas calles también encantadoras. La sudada merece la pena.


Otro lugar emblemático de la ciudad, además del Museo Casa de Diego Rivera, es el callejón del beso. Una callejuela tan estrecha que sus balcones prácticamente se tocan, y que dieron lugar a una leyenda a lo Romeo y Julieta locales, donde los enamorados aprovechaban la cercanía de los balcones para besarse y experimentar su amor prohibido. Es tradición por tanto que todo aquel que venga con su pareja debe besarse debajo de dicho balcón para atraer la dicha, las perdices y todas esas cosas de final de cuento feliz.

Cerca de Guanajuato, un importante destino a visitar es Dolores Hidalgo, reconocido como Cuna de la Independencia Nacional, pues allí comenzó la lucha de la Independencia mexicana, levantándose el pueblo en armas contra el gobierno, y es de aquí de donde surge la celebración de la independencia tal como se conoce actualmente. Es, por tanto, un lugar emblemático para los mexicanos, cuya visita permite entender algunas cosas más de la historia del país. Además, la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores es una clara e importante muestra del barroco colonial mexicano, así como probar sus nieves (algo así como helados obtenidos con agua como base de su elaboración) en el zócalo.


A menos de 100 km de Guanajuato y a 40 km de Dolores Hidalgo, se encuentra uno de los Pueblos Mágicos más amados por los mexicanos, y que de hecho ha obtenido el reconocimiento de ciudad más bonita del mundo según los Readers’ Choice Awards en 2013: San Miguel de Allende. Pero no es solo su belleza monumental y arquitectónica de estilo colonial lo que hace de ella un destino muy agradable, sino además su ambiente bohemio y artístico, repleto de galerías de arte, tiendas de artesanía diversa y rinconcitos teatrales, donde la cultura prima ante todo. Hoy en día San Miguel de Allende constituye un lugar de retiro artístico para muchos mexicanos y extranjeros, que de alguna forma han colonizado el lugar perdiendo en cierta forma su autenticidad. Sin embargo, todo aquel que llega quiere quedarse un ratito más, disfrutando de su aroma cultural único.


Pero, como siempre, hay que ir para descubrirlo, hay que probarlo para quedar enganchado, hay que visitarlo para no abandonarlo. Porque eso pasa con muchas partes de México. Sus colores, sus gentes, su belleza, su carácter único, sus peculiaridades… hacen que quieras volver una y otra vez, hacen que no quieras irte y hacen que comprendas por qué tanta gente llega a estos lugares y no los abandona jamás. 


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