En la ruta hacia el sur de México, a unas 4 horas de
trayecto en camión (autobús) desde
Puebla, y unas 6 desde México DF, se encuentra Oaxaca de Juárez.
Oaxaca es una ciudad no muy grande (más viniendo del DF o de
Puebla), capital del estado del mismo nombre, uno de los que guarda más
tradiciones (además de ser también, tristemente, de los más pobres). Se puede
visitar y conocer en un día, disfrutando de sus coloridas calles y andadores
peatonales, de sus artesanías y mercados, y de monumentos como la Catedral o el
templo de Santo Domingo.
Además de los atractivos de la ciudad, los alrededores de
Oaxaca proveen al visitante de numerosas alternativas para conocer. El árbol
del Tule es uno de ellos. Es el árbol con el diámetro de tronco más grande del
mundo, de edad desconocida (aproximada en 2000 años), orgullo de los
oaxaqueños. Y en la misma ruta se encuentran Mitla e Hierve el Agua.
Una de las dificultades a la hora de llegar a ciudades no
tan grandes, al menos en cuanto a autobuses se refiere, es que no tienen una
central de autobuses centralizada con todas las compañías, como es el caso del
DF (con varias estaciones) o Puebla (CAPU), sino que hay varias estaciones en
función de la compañía en la que se viaje.
En Oaxaca, en concreto, también ocurre que los taxis
foráneos (que funcionan como colectivos, donde se suben tantos como quepan y
cada uno paga el pasaje individualmente) se ubican en diferentes zonas a las de
los taxis que transitan por la ciudad. Así que para ir al árbol del Tule, así
como a Mitla o Hierve el Agua, ya sea en taxi o en camión (autobús) hay que
dirigirse al estadio de béisbol, a dos calles de la estación ADO, y a unas
pocas calles del zócalo (es decir, se puede llegar caminando sin problema).
Para llegar al Tule, hay que tomar un camión o colectivo
(que pasa por el estadio de béisbol) que diga: Santa María del Tule. El costo
en camión es de 6 pesos ($6, no hay que asustarse, la moneda mexicana – el peso
– tiene un símbolo que confundimos con los dólares, pero afortunadamente está a
un precio más bajo), unos 36 céntimos de euro. La entrada al árbol cuesta $10
(60 céntimos).
En mi opinión, el árbol del Tule es una atracción
prescindible, pero queda de camino de otras dos que considero casi de obligada
visita: Mitla e Hierve el Agua.
En Mitla,
a 30 km de la capital, se encuentra un
importante yacimiento zapoteco, donde también se construyó una iglesia
católica. De hecho, en México muchas iglesias católicas se elevan sobre antiguos asentamientos prehispánicos,
o se llegaron a destruir éstos últimos para construirlas (como es el caso del
Templo Mayor en DF, cuyas piedras sirvieron para construir la catedral).
Hierve el Agua, a 60 km de Oaxaca, es un complejo de
fuentes, pozas naturales y cascadas petrificadas por la deposición del
carbonato cálcico del agua, que solo existe en dos partes del mundo: ésta, en
México, y Pamukkale, en Turquía.
En contra de lo que su nombre indica, las aguas no son
calientes, pero siempre hace calor y sol, así que mi consejo es llevar siempre
ropa de baño para disfrutarlo convenientemente.
Para llegar a Hierve el Agua, hay dos opciones:
1. 1. Por nuestra cuenta: hay que tomar un camión o
colectivo a Mitla. Los camiones salen de la Central Camionera de Segunda Clase,
cerca de la Central de Abastos, a unos 10-15 minutos caminando del zócalo.
Tiene un costo de $16 (no llega a un euro) y dura 1 hora y media. Si se
prefiere ir en colectivo (taxi), hay que ir al estadio de béisbol, de donde
salen taxis que indiquen “Mitla”, los cuales cuestan $25 por persona (1,5
euros). Una vez en Mitla, la única manera de llegar a Hierve el Agua es a
través de unos colectivos que cobran $80 por el trayecto completo (ida y
vuelta), es decir, unos 5 euros, y tardan una hora más en subir. Los colectivos
esperan a llenarse, por lo que en temporada baja, a veces hay que esperar a que
llegue suficiente gente como para subir. Allí, todos esperan unas dos horas, ya
que el mismo que sube es el que baja. Las vistas y lo “silvestre” del viaje
hacen que valga la pena.
2. En viajes organizados: desde el zócalo de Oaxaca
y en los alrededores, hay multitud de compañías que organizan los viajes. El
que incluye Hierve el Agua va también al Tule, Mitla, Teotitlán del Valle y a
una fábrica de mezcal (donde explican el proceso y dan todo tipo de mezcales de
prueba). Cuesta unos $200 (12 euros) pero no incluye los accesos al Tule, Mitla
ni Hierve el Agua, además de la comida, por lo que hay que sumar unos $80 (5
euros) adicionales más lo que se gaste en comer.
Cualquiera que sea la forma que
se elija, hay que tener en cuenta que la entrada a Mitla cuesta unos $50 (3
euros), excepto para estudiantes en México que es gratuita, y a Hierve el Agua
$25 (1,5 euros), precio que va subiendo rápidamente, ya que cada vez la zona es
más conocida y por tanto la explotación del terreno, mayor.
Así que mi consejo global para
uno de los días fuera de Oaxaca, y en esta ruta, es (madrugando un poco) primero
ir a Mitla, visitar las ruinas, después subir a Hierve el Agua, aprovechar allí
las horas de calor y medio día y a la vuelta visitar el Tule, o bien llegar directamente
a Oaxaca prescindiendo del Tule.
El otro gran atractivo de Oaxaca
es Monte Albán. Situado a 10 km de Oaxaca y nombrado como Patrimonio de la
Humanidad de la Unesco, es uno de los importantes asentamiento prehispánicos
del país (no hay que olvidar que México se encuentra en el primer lugar continental en lugares Patrimonio de la Humanidad y sexto mundial). Para llegar allí, por nuestra cuenta tomamos un camión en la Central de Autobuses de Segunda Clase, o bien en los viajes organizados, a un precio mucho mayor.
Monte Albán es otra de las múltiples muestras de la gigante variedad del México prehispánico. Una variedad que, a mi juicio, ha sido relevada por la variopinta sociedad del país. Güeritos (blanquitos, rubios, de ojos claros) e indígenas, ricos y pobres, gentes de ciudad y gentes de pueblo, sureños y norteños... una increíble mezcla heterogénea que quizás no se percibe a primera vista, pero que también es muestra de los mil y un Méxicos que se encuentran por todo el país.
Me has ayudado a recordar este viaje, lo hice hace años, visite Monte Albán y Mitla. Lo que más recuerdo fue el mercado, vendían de todo, mucha artesanía, comida, me gustó mucho el queso de oaxaca, me recordaba a los chicles de bazoca, vueltas y vueltas de queso con un sabor muy especial. Nunca más volví a ver ese queso en ninguna parte. Era como una especie de bola blanca formada de capas y capas de queso. Buenísimo.
ResponderEliminarMe alegra que te haya recordado ese viaje, suena muy bien!! Y del queso... sí, la verdad que está buenísimo, en México sí se encuentra en casi todas partes, fuera de México creo que no...
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