No muy lejos del DF (ni de
Puebla), se encuentran, entre otros, tres destinos interesantes, de gran belleza,
y no muy alejados entre sí, por lo que son mi propuesta para un fin de semana
(y por qué no, aprovechar este).
Taxco de Alarcón, en el estado de
Guerrero, no solo es Pueblo Mágico declarado, sino además recuerda mucho a los
pueblos medievales del viejo continente. Famoso por su plata, resulta muy
agradable callejear por sus calles empedradas, intrincadas y estrechas. Apetece
fotografiar cada rincón, cada calle y cada casa, y sobre todo su majestuoso
zócalo, donde se eleva con una belleza singular el templo de Santa Prisca,
visible desde gran parte de la ciudad.
Taxco es el centro minero más
antiguo de América, y es por ello que se le conoce por sus minas de plata y por
el tradicional trabajo que sobre ella se lleva a cabo desde la época virreinal
(siglo XVI). Recomiendo encarecidamente deambular por las calles y callejuelas,
dejándose llevar por su tranquilo y sosegado ambiente, y al caer el sol
disfrutar desde una terraza o alto de la vista de toda la ciudad.
Además de su belleza, tiene un
interés cultural como incentivo adicional, y es que en Semana Santa los
penitentes se van flagelando durante el recorrido de la procesión, así como
llevan pesados fardos de espinos a la espalda. Demasiado para mi gusto.
Sin embargo, solo el pasear por sus calles, disfrutar de sus subidas y bajadas, y como dije, de sus angostas calles, te transporta a la época virreinal con gran facilidad. Es muy fácil disfrutar de Taxco, es un pueblo que te acoge y te lleva con cariño por su interior para descubrirlo. Y en mi lista personal de pueblos de México ocupa uno de los lugares destacados.
Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera, es la capital del estado de
Morelos. Por su clima privilegiado (de ahí su sobrenombre) y su cercanía al DF,
en fines de semana y vacaciones se llena de chilangos
(dícese del nombre semi-despectivo que le asignan a los originarios de la
capital del país).
Pese a no tener demasiadas cosas
que ver, constituye un punto intermedio entre Taxco y Tepoztlán, y es por eso
que lo incluyo en el pack. En una
mañana se puede descubrir y visitar el Palacio de Cortés, el zócalo y la
catedral, los principales atractivos de la ciudad (si el calor lo permite, claro).
El Palacio de Cortés fue mandado
construir por éste en el siglo XVI para establecer su residencia después de
vivir en la Ciudad de México, aunque más tarde fue utilizado como cárcel
(siglos XVIII y XIX), y en la actualidad alberga el museo antropológico de la
ciudad.
Tepoztlán es otro Pueblo Mágico, en este caso del estado de
Morelos. Si bien es cierto que Taxco es, en mi opinión, uno de los más bonitos
(si no el más) del país, Tepoztlán es más bien entrañable.
Se puede disfrutar de su mercado
de artesanías (los fines de semana) y pasear por sus calles y su mercado, pero
sin duda uno de los grandes atractivos es el Tepozteco.
El Tepozteco es un cerro que se
encuentra al fondo del pueblo, en cuya cumbre se encuentra una pirámide prehispánica
(dedicada en su día a la deidad del pulque, una bebida prehispánica) que, sin
ser poseedora de un alto valor arquitectónico, embellece por el entorno en el
que se encuentra y las vistas que desde allí se disfrutan de la ciudad. La subida
es medio larga y además bajo un calor de justicia, pero bien vale el esfuerzo. Sobre
todo si no se está acostumbrado a la altura (se encuentra a 2000 metros), mejor
tomarse la subida con calma, para evitar cualquier problema inesperado.
Mi recomendación si se dispone de
todo el fin de semana es llegar un viernes a Cuernavaca, pasar allí la noche
(hay que tener en cuenta que Cuernavaca es una de esas ciudades donde no hay
central de autobuses, sino que depende de la compañía se llega a una u otra
terminal, aunque los taxis son baratos) y visitar lo que se pueda de
Cuernavaca, y después dedicar un día a Taxco y otro día a Tepoztlán, pero como
siempre dependerá de las combinaciones de autobuses y de los lugares de partida
y regreso. De Cuernavaca a Taxco se puede ir en Estrella de Oro, cuya terminal
está a unos 20 minutos caminando desde el zócalo y el precio del billete es de
unos $80, aunque lo malo es que el último camión de regreso es,
aproximadamente, a las 5 de la tarde. De Cuernavaca a Tepoztlán los camiones se
toman a un lado del mercado, cuestan $15-22 y tardan en torno a una hora (salen
cada 15 minutos). Si se prefiere no visitar Cuernavaca, hay que tener en cuenta
que no hay autobuses directos entre ambos pueblos, por lo que la parada lógica
entre ambos es la capital de Morelos.
En cualquier caso, una parada de
fin de semana en sendos Pueblos Mágicos resulta fundamental para ver otra cara
de la moneda: ese México lejos del mundanal ruido, lejos de las grandes
aglomeraciones y las grandes ciudades, y más cercano sin embargo a pequeños
pueblos con encanto, dignos de aparecer en cualquier lista de lugares de
recomendada visita en el mundo.
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