Chiapas es una palabra demasiado
extensa para todo lo que supone. Ir a México y no ver Chiapas es, a mi modo de
ver, el primer paso para no entender de forma completa el país. Ya dije que hay
uno y mil Méxicos, y es cierto que todos son necesarios, se complementan, se
asocian para formar el entramado de ese puzzle de caos ordenado que es este
país. Pero creo que Chiapas constituye una de las piezas más importantes y
fundamentales.
Por una parte, Chiapas es el
estado más pobre de México, y, en gran medida, ello se debe a su alta población
indígena y a la marginación a la que
ésta se ve sometida (sí, vale, hay ayudas
federales, pero son como parches que se van poniendo a cada problema emergente,
sin pensar en la solución global, a largo plazo, y definitiva). Por
ejemplo, no hay un sistema de transporte público que garantice la asistencia a
clases para los niños de las comunidades (en Chiapas muchos niños viven en
comunidades, y en época de lluvias no hay casi ni carreteras). Por lo que,
durante 2 – 3 meses, algunos niños no pueden ir a clase (los hay que tienen que
caminar 10 km para ir cada día).
Y este es un tema que da para
hablar muy mucho. No quiero distraer
la atención, pero hay que tener en cuenta, en primer lugar, que hay millones de distintos pueblos de indígenas (bueno, no millones, solo 12, entre ellos,
mayas). Cada uno con sus costumbres, sus lenguas, su cultura… Que por
supuesto quieren preservar, pero, ¿son ellos los que quieren preservarlas? ¿O
hay alguien a quien le favorece que
la escolarización sea mínima, que los indígenas
tengas sus escasas dotaciones de compensación
y que no supongan un problema para quien los quiere gobernar y, en cierta
manera, someter?
Ya digo que es un tema que da
para hablar no solo un párrafo, sino unos cuantos; no solo un blog, sino unos
cuantos… Son muchas las injusticias que se cometen a cuenta de su propio bien y son muchas las
barbaridades por el tema de los usos y
costumbres. Y es que la legislación que rige en Chiapas (y en Oaxaca) no es
la misma que en el resto del país: ciertas normas se toman de las leyes de usos
y costumbres, formas propias de autogobierno. Esto en sí no es malo en
absoluto, y se puede ver como una preservación de su cultura, intentando
mantenerla a pesar de la globalización. El problema viene cuando en estos usos
y costumbres se sigue manteniendo a la mujer como una parte sometida al hombre,
entre otras cuestiones. Y nuevamente esto se torna en otro debate, con muchos (muchísimos) matices.
Por otra parte, su climatología y
geografía hacen de este estado único en cuanto a naturaleza se refiere. E
incluso combinan ambos puntos en la selva Lacandona, donde habitan muchos de
los pueblos mayas, prácticamente aislados. Y, por supuesto, como no podía ser de otra forma en este México rico en historia, posee importantes yacimientos mayas, como Palenque.
Además de todo ello, y por si no
fuera poco, sociopolíticamente es mucho más que interesante. No hay que olvidar
que aquí ocurrió hace 20 años el levantamiento de los Zapatistas, con el
general Marcos a la cabeza. Y es algo que aún se palpa. Muchos turistas vienen
atraídos por su sentido utópico, o por el morbo de algo de lo que se desconoce
más de lo que se sabe. Otros realmente vienen intentando entender.
Por qué surgió el movimiento zapatista. Hay tantas respuestas como
opiniones. Su objetivo en primera instancia era dar voz a ese pueblo indígena
marginado, con el que los ricos se habían enriquecido aún más, pero cuyas
condiciones nunca mejoraban. También la construcción de un estado democrático
como tal (las condiciones políticas de
México en 1994 distaban mucho de algo así), así como de un sistema en
contra del neoliberalismo. Lo cierto es que las comunidades zapatistas lograron
mejorar tanto sus niveles de escolarización como la situación de las mujeres,
equiparando sus derechos y deberes a los de los hombres.
Sin embargo, hay gente que dice
que hay muchos intereses ocultos, así como dudan del verdadero liderazgo del
subcomandante Marcos. La verdad, en mi opinión, siempre está en los puntos
intermedios. Pero como digo, es mucho más lo desconocido que lo conocido, y más
en lo que al EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) se refiere.
Y esto es solo el principio.
Chiapas es todo esto y a la vez mucho más. Indígenas, lenguas prehispánicas,
usos y costumbres, mayas, artesanías, ríos y lagos, montes y montañas, selvas y
zapatistas. Todo cobra sentido, todo forma parte del puzzle, cada pieza encaja
con la de al lado y ésta a su vez con la que ésta a su lado… y nosotros,
extranjeros, turistas, aunque queramos, nos quedamos muy lejos de todo ello.
Porque Chiapas supone un cambio, una brecha, algo tan diferente de lo que
conocemos y entendemos. Y a la vez, abre sus manos, las tiende hacia ti para
que no te sueltes nunca. Porque Chiapas enamora hasta a los corazones más
negados al amor.
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