Después de los últimos acontecimientos (me refiero a la desaparición de 43 estudiantes, con las autoridades políticas locales y policiales implicadas), me veo casi obligada a escribir a este respecto. He defendido y defenderé que México no es inseguro. Y sigo defendiéndolo, porque la idea de inseguridad que se tiene del país es demasiado exagerada, demasiado excesiva, desproporcionada e irreal. Pero sí es cierto que hay muchos problemas. Como viajero, es difícil que te los encuentres, incluso como extranjero residente en México. Primero, porque los mexicanos tienden a tratar mejor a los extranjeros que a los propios compatriotas. Y más cuanto más poder económico tengan. Y segundo, porque los problemas a los que me refiero son más bien institucionales. Afectan a los poderes públicos, ya sean políticos, judiciales o policiales. Sí, la policía es corrupta, y esto es de sobra conocido. Las mordidas son muy habituales. Demasiado. Pero antes de juzgarlas hay que ponerse en el papel...
Lo que empezó siendo un viaje por México, acabó siendo un viaje por la vida. ¡Vive! ¡Viaja! (si quieres)